lunes, 23 de noviembre de 2020

Amanda Chenoll: la 'zurda de oro' que rompe barreras en el tenis de mesa adaptado


 

Un contenido de:

María Naranjo

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Las barreras son, en muchas ocasiones, límites que nos imponemos al pensar que no podremos hacer algo. Pero echarlas abajo o bordearlas siempre es posible, sobre todo si lo intentas. Y si no, que se lo digan a Amanda Chenoll, que a sus 16 años ya ha sorteado multitud de obstáculos. Esta joven fuengiroleña es el futuro del tenis de mesa adaptado en España, a pesar de que hubo un momento en que lo tuvo todo en contra. Sobre la superación y su manera tan valiente de afrontar los problemas habla Amanda en su charla con ElDesmarque e Iberdrola. Hay pocos ejemplos tan evidentes como el suyo de que #EllasValenOro.

Amanda nació desprovista de una de sus manos, la izquierda. Pero eso no le ha impedido hacer lo que le gusta y su potencial la ha llevado a convertirse en una joven promesa del tenis de mesa adaptado en nuestro país. Es una "luchadora desde siempre", como ella misma se define. "Nunca me doy por vencida. No me gusta pedir ayuda", reconoce esta jovencísima palista. Amanda siente que las barreras se pueden superar siempre que exista la intención de hacerlo: "Cuando dices 'no puedo' es porque tú mismo te has puesto la barrera y no lo intentas. Y no, tienes que intentarlo y romperlas o bordearlas".

Esta fortaleza mental es esencial para su deporte, que tiene mucho de emocional. A Amanda, con 11 años, le dijeron que su discapacidad no era aceptada como deporte paralímpico y eso no la detuvo. Al contrario. A su padre se le ocurrió que probara a jugar al tenis de mesa con una pala atada -literalmente, con vendas- a su brazo izquierdo. Y descubrieron que se le daba incluso mejor que con la derecha. Prácticamente ha tenido que aprender a jugar de nuevo, pero la mejora ha sido notable y su proyección es imparable.

Amanda Chenoll golpe la bola en un partido (Foto: RFETM).
Amanda Chenoll golpe la bola en un partido (Foto: RFETM).

Una negativa y una nueva oportunidad

Cuando le dijeron que no podría competir según los parámetros internacionales, Amanda Chenoll se quedó algo desconcertada. Su futuro más inmediato se esfumaba de un plumazo: "Me acuerdo de entrar a la sala y no entendía nada. Había cuatro personas de distintas nacionalidades, mirando y evaluándome y de inglés con esa edad andaba justa. Y veía a mi padre y a David, que es el director deportivo, discutiendo y ya me lo explicaron y fue un palo muy grande".

Pero su padre Jesús, el mismo que introdujo a Amanda en el tenis de mesa, no quiso permitir que su hija perdiera oportunidades. "Me tiras cualquier cosa y mi acto reflejo es sacar la izquierda", explica la de Fuengirola. Esto les hizo pensar que es más zurda que diestra, por lo que decidieron probar y la jugada les salió perfecta, aunque haya sido difícil: "Llevaba jugando seis años con la mano derecha, con los movimientos automatizados y no tenía el brazo izquierdo musculado. Al principio me dolía, no le daba a las bolas… Pero aun así, he mejorado un montón y creo que puedo llegar al nivel de antes e incluso más".

En los primeros momentos, jugaba con la pala atada con vendas, pero estas se aflojaban y alguna vez salió disparada. "Pensé que iba a matar a alguien", confiesa entre risas Amanda. Por ello, entre la Federación y el Consejo Superior de Deportes trabajaron para proporcionarle una órtesis que se adapta a la perfección a su muñeca: "Está hecha a medida de mi brazo y con presión negativa para que no se escape".

Su trabajo está siendo tan bueno que Amanda ya sueña con estar en unos Juegos Paralímpicos. Tokio no podrá ser, pero la malagueña quiere estar en París 2024: "Por lo menos vivirlo, tiene que ser una experiencia superguay".

Amanda Chenoll, durante un partido (Foto: RFETM).
Amanda Chenoll, durante un partido (Foto: RFETM).

Una aliada: su fortaleza mental

Amanda, que quería jugar al tenis de mesa desde que tiene uso de razón y apenas asomaba por encima de la mesa, ha sacado el máximo provecho de su fortaleza mental. Esto es clave para un deporte que te obliga a estar concentrado al máximo todo el tiempo: "Si no lo estás, empiezas a fallar, no te salen las cosas y entras en un bucle", cuenta. Ahora la trabaja con ayuda exterior gracias una vez más a la ayuda de la Federación, pero casi todo el trabajo emocional le viene de forma innata. Encuentra además un gran "apoyo" en su padre Jesús. "Él siempre me lleva a todas partes. También hace de mi entrenador en los campeonatos", recalca.

No tiene muy claro cómo habría sido su vida sin el tenis de mesa, pero sí sabe que "estaría dándole caña a otro deporte, supongo que a otro de raqueta". O incluso seguiría en el conservatorio, donde ha estado muchos años tocando la trompa y el piano. De hecho, no descarta acabar la carrera de música algún día, aunque su sueño es estudiar Ciencias del Deporte cuando acabe el bachillerato de Ciencias que acaba de empezar.

En lo más inmediato, la temporada 2020/2021 está "muy en el aire", pero Amanda quiere "avanzar y entrenar mucho, que es lo más importante" para "no perder el ritmo".

Con su trabajo firme y decidido, la de Fuengirola espera darle un empuje al deporte adaptado en España. Cree que hace falta "visibilidad" y esto es clave para conseguir más ayudas y, en especial, mayores éxitos internacionales: "Pones la tele y sólo ves deportes… bueno, sólo hay fútbol. Ir a un campeonato de tenis de mesa adaptado es un mundo distinto. Y ves partidos que son espectaculares y sólo los vemos nosotros, porque es nuestro deporte, y nuestras familias, porque están viéndonos a nosotros".

Seguro que pronto veremos a Amanda Chenoll colgarse una medalla internacional, demostrándole al mundo que para echar abajo las barreras sólo hace falta fuerza de voluntad y entusiasmo. Y el de esta joven palista es contagioso.

El test de preguntas rápidas de Amanda Chenoll

Está habituada a recibir bolas rapidísimas sobre la mesa, por eso Amanda no tuvo problemas con el test de preguntas rápidas de ElDesmarque. Desde su comida favorita a su animal de compañía, un pequeño hámster, la joven jugadora nos muestra su lado más íntimo.